¿Qué fiesta o juego se halla que no le ofrezcan los versos? En la comedia, los ojos ¿no se deleitan y ven mil cosas que hacen que estén olvidados sus enojos? La música ¿no recrea el oído, y el discreto no gusta allí del conceto y la traza que desea? Para el alegre, ¿no hay risa? Para el triste, ¿no hay tristeza? Para el agudo, ¿agudeza? el necio, ¿no se avisa? El ignorante, ¿no sabe? ¿No hay guerra para el valiente, consejos para el prudente, y autoridad para el grave? Moros hay si quieres moros; si apetecen tus deseos torneos, te hacen torneos; si toros, correrán toros. ¿Quieres ver los epitetos que de la comedia he hallado? De la vida es un traslado, sustento de los discretos, dama del entendimiento, de los sentidos banquete, de los gustos ramillete, esfera del pensamiento, olvido de los agravios, manjar de diversos precios, que mata de hambre a los necios y satisface a los sabios.
Tirso de Molina (El vergonzoso en palacio, II, 14)